sábado, 6 de julio de 2013

A place to go

Escapo y escapo.
No me detengo en mi empeño de poner distancia entre esa terrible sombra y yo.
Sólo mientras duermo es capaz de alcanzarme y atormentarme. Vuelvo a correr para alejarme de ella.
Vivo en esta eterna lucha, en este eterno ciclo de sueño y vigilia, en esta continua rueda de dolor y miedo.
Mas no corro sin rumbo ni guía. Huyo hacía un fuego fatuo, tal vez una luz artificial. Pero es ella quien, sin intentarlo y sin pretenderlo siquiera, me da fuerzas para seguir.
Un objetivo inalcanzable. Una eterna esperanza. Mientras yo continúo odiando más y más a esa sombra, esa luz me hace sonreír cada día.
Escuchando la dulce melodía que evoca su esplendor. Sentado en cualquier lugar despidiendo con miedo cada sol. Mas el miedo no es suficiente para quitarme las ganas de soñar. De soñar con la luz que volveré a contemplar cada día.
Por eso, cada vez que sufra, cada vez que sienta esa sombra cerca de mí, correré hacia un fuego fatuo, una luz artificial. Acompañado siempre de su natural sinfonía.

Un cuadro, una estatua, una canción... no siente ni ama. Y pese a no ser correspondido, ¿no puedo acaso enamorarme de su belleza?

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