miércoles, 2 de junio de 2010

N - Cap. 5: Sparring

Maldito capullo. He tenido que manchar mi hoja dos veces esta noche a cambio de nada. Y todo por ese inútil de Pierce, que me busca la clientela en los peores tugurios. ¿Cómo alguien que no puede ni pagarse una copa va a poder permitirse pagar servicios como los míos? Tengo que empezar a cobrar por adelantado. Si no, la pobre Noirette no va a tener qué comer. Y ya la he notado algo callada estas últimas semanas. Supongo que ya le está llegando la hora...
Pff... Tengo que enfundar esto en algo seco, antes de que la sangre corroa el acero. Esos inútiles sangraron como cerdos. Al menos no tocaron mi ropa. Lavarla me daría demasiada pereza. Agh. Qué asco de noche. No me apetece hacer nada, aunque tampoco tengo dinero. En esta ciudad no hay nada divertido para la gente que no permanece idiotizada por el gobierno.

¡Oh! Ahí se mueve algo. Esos chicos parecen estar cargando algo importante en ese camión. Echar un ojo no hará ningún daño.

(...)

- Venga, Tom. Esa es la última caja. Una vez subida nos marcharemos de aquí rápido.

- Ya lo sé. No hace falta que lo repitas tantas veces. Pareces más asustado que yo.

- ¿Asustado yo? Vamos, ¿por quién me tomas? Sólo por que los otros inútiles se hayan tropezado con un maníaco armado, no voy a ponerme nervioso. Un niño con un cuchillo no va a hacer frente a estos juguetitos - replicó el aludido acariciando una de las cajas-. ¿No crees Tom?¿Tom?

Pero su compinche se encontraba en ese momento ocupado por la carencia de su mitad superior. Tomado por el pánico, el trabajador que seguía con vida se atrincheró detrás del montón de cajas y procedió, temblando, a abrir una.

- ¿Juguetes?- preguntó, inquisitiva, una voz que se perdía entre las sombras-. ¡Me gusta jugar! Dime, ¿tú cómo juegas a esto? Mis normas son muy fáciles. Tanto, que hasta un mandado como tú podrá entenderlas. Quien no muere, gana. Y no hay opción de empate.

El histérico trabajador empezó entonces a aullar de miedo mientras descargaba las 400 cargas del juguete que tomó de la caja contra todo objeto en movimiento de la ensangrentada estancia.

- GAME OVER. Es una pena que no vayas a poder practicar más.

Totalmente aterrorizado, dirigió sus desorbitados ojos a la derecha. Allí encontró a un joven enfundado en unas apretadas prendas apoyado contra la pared en una posición de lo más relajada. Muy lentamente, el esbirro se encogió, en busca de una nueva arma. Y la imagen de su mano intentando alcanzar su improbable salvación fue lo último que se grabó en la memoria de una cabeza sin dueño.

(...)

Qué aburrida es esta gente. No tienen nada en esta miserable vida, y por eso los peces gordos se aprovechan de su inocencia. Ni familia. Ni estudios. Y lo peor es que la sociedad les provee esta mano de obra barata día tras día, por lo que nadie echará de menos a estos dos gandules. Mm... Genex Corp... Creo que ya me he cruzado con estos tipos otras veces. No se puede resaltar su lucidez, precisamente. Y tampoco se puede considerar que sea una empresa que provee amor y felicidad por el mundo. Estos cacharros son capaces de fulminar una manada de elefantes con un sólo cargador. Aunque no es lo peor que les he pillado...
Bueno. Estos no son asuntos de mi incumbencia. Que el mundo se destruya a sí mismo; a mí no me concierne. Lo importante es que se me ha pasado el cabreo con un poco de acción. Mañana será otro día.

- ¡Hey "N"! - gritó una voz-. ¿Cómo te va?

- ¿Qué coño haces aquí, Jack? -respondió mosqueado el aludido-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario