lunes, 28 de junio de 2010

No Barriers

Tiempo.
Espacio.

Magnitudes omnipresentes y opresoras que buscan siempre interponerse en mi camino. No puedo evitar envejecer. No puedo atravesar una pared. ¿No puedo?

¿O no debo?

Lo siento mucho por aquel ser supremo que estableció esas jodidas barreras, pero mi jodida terquedad me impide respetarlas. No hay muro que no pueda atravesar a cabezazos si es necesario, y no hay ni habrá nadie que me diga cuánto tiempo puedo tardar en hacerlo. Mis barreras dependen de mí. Están en mí. No existe una barrera fija que no pueda atravesar mientras mi desquiciada cabeza le diga a mi cuerpo que puedo hacerlo. No hay sitio al que no se pueda llegar con fuerza de voluntad. Y siempre puedo hacerlo más rápido que la última vez. Fuera cansancio. Fuera vergüenza. Fuera dudas. Fuera pereza. Fuera probabilidad o lo posible e imposible. Fuera lo que los demás piensan. Fuera todo menos tú y yo, seas quién o lo que seas. Mi universo en ese momento se reduce a nuestra mera existencia. Y pasaré sobre ti sin importar el precio. Mi puto espíritu aplastará todo cuanto interpongas entre mi objetivo y yo. No hay nada más que me importe llegados a este punto. Mi cuerpo arde envuelto en la llama de la pasión que se desborda por cada uno de los poros de mi piel. Mis ojos están cegados por todo lo que el otro lado me ofrece. No eres nada. No significas nada. Sólo eres algo que debo destrozar si quiero seguir adelante. No es nada personal. Pero ten por seguro que yo voy a llegar al otro lado. No lo dudes ni por una milésima de tu preciado tiempo.

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