domingo, 29 de agosto de 2010

Danzing Mad

La vida es un caótico waltz pleno de locura.

Un, dos, tres.

Un, dos, tres.

Un ritmo marcado y constante al rededor del cual se trazan nuestras vidas, formando una compleja melodía. Cada una de nuestras melodías es única. Nos pertenece. Si entramos en contacto con otra persona, nuestros pasos no se adecuan a la suya. Siguen el ritmo sin estar en sintonía con los del otro bailarín. Formamos así núcleos de gente incapaz de bailar a un compás común. Todo se vuelve caos. Sin orden. Carente de sentido.
La macabra danza es entonces emponzoñada por esta falta de uniformidad, desatando el desorden en el mundo. Pero hay hermosura en el caos. No hay entendimiento. Solo indiferencia. Tampoco son necesarios.
Somos un gran mundo en movimiento, acorde con lo que somos y sentimos.
Somos, verdaderamente, un mundo extraño.

Baila conmigo. Bailemos hasta desfallecer sumidos en esta locura. ¿Qué nos impide bailar?¿Por qué bailar?¿Por qué no hacerlo? Bailemos hasta obtener el unísono en nuestros pasos. Bailemos hasta que todo lo demás desaparezca. Hasta que solo quedemos tú y yo de pie en el escenario. Descartemos el mundo de nuestra realidad. ¿Y qué si nos miran mal?¿Y qué si somos extraños del presente? Encendamos nuestro fuego con el fuego de sus miradas. Ardamos hasta incendiar todo cuanto nos rodea. Que todo arda. Que el fuego tome nuestros sentimientos como combustible. Ardamos todos como una pira inextinguible que ilumine el mañana. No importa el tú ni el yo. Seamos las cenizas del éxtasis espiritual. Seamos la supernova que destruya todo en pos de construír aquello que anhelemos. Sigamos bailando en un vórtice sin fin.

Un, dos, tres.

Un, dos, tres...

3 comentarios:

  1. Sublime, Manuel.
    Ultimamente te estás superando

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  2. ¿Y si estás bailando sola entre un montón de gente?

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  3. Es la décima vez que lo leo ( y la segunda que lo comento)
    Sigo sin encontrarle ningún fallo, es perfecta.Me gusta, mucho.
    Dejemos que todo arda, hasta que nos consuma.

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