miércoles, 25 de agosto de 2010

Pokemon R&Z (IV)

Vale, estoy de vuelta en Villa Raíz. La putilla me ha arrastrado aquí sólo para llevarme con su padre. Debe de ser ultracristiana y pretende que nos casemos antes de nada, y por eso me lleva a que le pida su mano al profe. Pues va buena. Este espíritu libre no será atado tan fácilmente. Bueno, parece que su idea no era esa. El profe acaba de encargarme, así de estrangis, que complete la enciclopedia del culo que le mandó completar a su hija. Pero, ¿no has pensado en decírmelo sin tu hija delante, por eso de que se ofenda de que su padre no confía en ella pero sí en el nuevo del pueblo, y tal? Cada vez resultas peor padre, hijo. No sé cómo lo haces. Me ha entregado 5 pokeballs y, venga, hazte con todos. ¿No piensas ni financiarme el material, gordo cabrón? Creo que es hora de volver a casa y dejarse de historias. ¡Hola mamá, he vuelto! No sé lo que le pasa. Me dice que se ha enterado de que me voy del pueblo. Intento replicar, pero ella me contesta que para correr tengo que pulsar el botón B. ¿Qué mierda es el botón B? El dolor debe haberla obligado a chutarse algo. Pobre mujer. Me ha aclarado las ideas. Me voy de casa antes de que las drogas acaben con ella.

(...)

Vale, no. Definitivamente no voy a incluír a los debiluchos contra los que me he enfrentado hasta ahora en mi equipo. Ya estoy de vuelta en Pueblo Escaso. Que lugar más deprimente. Parece que ahora sí venden pokeballs. Pues no voy a ser la hermanita de la caridad que os reflote el negocio. Gastaré mi dinero en un establecimiento que cumpla los mínimos siempre, no cuando les apetezca. Ruta 102. Puede que aquí halla pokemon más interesantes.

(...)

Vale, o puede que no. Paso por delante de un niñato de pantalones cortos. ¡¿Qué miras?! Oh, mierda. No puedo moverme. Y se está acercando. ¿Qué es esta sensación? Tengo... Debo... ¡ES HORA DE LUCHAR!

(...)

El talento de los entrenadores de por aquí es también realmente "escaso". Pandilla de patanes. Ya he acabado con todos los de la ruta. Pollo lleva un subidón encima sólo comparable al mío propio. Pero estos pokemon débiles no consiguen hacer que suba de nivel como antes. No dan la talla. Quizá es hora de reclutar nuevos soldados. El siguiente pokemon que aguante uno de mis golpes se unirá a mi equipo. Pero antes de nada, vamos a Ciudad Petalia.

(...)

Vale...

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