jueves, 9 de septiembre de 2010

Bloody Bastard

Como un clavo observo la forma en la que el mundo se marchita. Las flores de la vida se pudren bañadas en sangre. Alegrías y penas se extinguen en el olvido. Se vuelven nada. Veo el fin, aquí en el inicio. Es un muro infranqueable contra el que colisionaré algún día. Un muro cuya inmensidad me priva de ver el sol de tiempo en tiempo. Soy un superviviente de mí mismo. Soy aquel que sigue llevando mi nombre. Tantas cosas dejé atrás por alcanzar nuevas metas... Soy el producto de mi destrucción y renacimiento. Las vanas alegrías son compensadas con momentos de desasosiego. De pena. De aflicción. Noches en vela donde sólo hay sitio para las dudas. ¿Con qué ocupar las horas sino con aquello que me destroza por dentro con unicamente pensar siquiera en ello? Con dificultad logro abstraerme. ¿De qué sirve, de todas maneras? Vivo con una espada clavada en el pecho. Moriré desangrado si trato de arrancármela, mas muero poco a poco con ella atravesándome. ¿Qué hacer? Puede que nada haga falta. Muerte y sufrimiento paulatino. Camino unidireccional hacia el final de mis días.

¿Qué hacer?

Sonreír como un idota.
Con la mayor cara de cabrón que sepas poner.

1 comentario:

  1. rie cuando puedas, llora cuando lo necesites. Yo tambien se poner sonrisas falsas. No me gusta.
    Sigue asi.

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