lunes, 6 de septiembre de 2010

IceMan

Aquella noche mis lágrimas empaparon mis sentimientos hasta desmenuzarlos. Aquella noche vacié el depósito. Me libré de una cuantiosa carga. Sentí el frío de la carencia de emociones. ¿Seguía amando?¿O era ya sólo el eco de mi anterior amor?¿Qué significaba la risa? Sólo reía para mostrar un amago de humanidad. Humanidad que puede que hubiera perdido. Era un recipiente vacío. Un saco de huesos y vísceras. No un chico del montón. Hasta el montón me había sido vetado. Era un fantasma entre los vivos. Poseía una fría madurez nada atractiva en mi edad. Una estirada personalidad con la que pretendía sentirme superior antes que inferior entre mis iguales. Un ratón rodeado de un palacio de hielo. Una odiosa peste de la que era mejor distanciarse. Nada bueno podía aportar a aquel que estuviera cerca mía. Sólo frío.

Los años pasaron. En vez de ir a mejor, perdí mi alma.

1 comentario:

  1. Fuiste tu el que me dijiste que el montón no existía.
    Si te sientes vacío,colecciona sonrisas en cada tarde, a mi me funcionó

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