jueves, 30 de septiembre de 2010

Nas

Buenos días, mundo.

Hoy, tampoco me caes bien. No es por ti. Pero tienes unas compañías que no me agradan en absoluto. Eres fuente de vida, pero nos das de beber dos tragos de agua en un desierto interminable. Nos dejas enganchados a la vida, pero no nos das más opción que la muerte. Destino cruel para cada yonqui de este maravilloso éter, que se debe resignar a lo que es inalterable. Eso no está muy bien, ¿no crees? Pero no has parado de hacerlo desde que el primer microorganismo se manifestó en tu seno.

Crías mucha mierda, querido amigo. El ser humano ha sido una imbecilidad por tu parte. No hace más que destruírte sin descanso. Y has dado a luz a muy buena gente, pero también a muy mala. Nos das luz y nos la quitas todos los días. Nos encaprichas con cualquier cosa para luego deleitarte con nuestros anhelos. Juegas con los deseos de la gente, sin pararte a pensar en que es aquello que nos mueve. Eres un tipo bastante despreciable.

(...)

Pero pese a todo lo malo que haces por mí y por todos los que aquí vivimos, no puedo si no agradecerte el que nos dejes disfrutar de lo poco de vivimos. Estos dos tragos merecen la pena si los bebes junto a otro bajo el sol de este páramo. Nos dejas reír y sonreír. Nos haces llorar y trasnochar. Pero si la muerte es el precio a pagar por nacer, crecer y enamorarse...

¿Dónde hay que firmar?

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